Drama | Histórico

Top 5 del cine de semana santa

El top 5 del cine en semana santa (quizás me deje algunas pero ahí van):

1) “Ben-Hur“(William Wyler, 1959): Simplemente una obra maestra atemporal con algunas de las mejores escenas que ha dado el cine. Épica, gloriosa, brillante.

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2) “La pasión de Cristo” (Mel Gibson, 2004): Un auténtico vía crucis para el espectador (sumergiéndolo en un acto tan terrorífico como insoportable), filmado con una maestría incuestionable. El paradigma perfecto de lo que significa el poder de la imagen sobre la palabra. Mención especial a la fotografía caravaggiana de Caleb Deschanel y a una impresionante partitura de John Debney.

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3) “Espartaco” (Stanley Kubrick): Aunque Kubrick renegara de ella, estamos ante una de las mejores películas enmarcadas en esa época. Las escenas de las batallas todavía hoy en día son objeto de estudio.

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4) “La última tentación de Cristo” (Martin Scorsese, 1988): Una de las obras malditas de Scorsese al fin vio la luz en 1988. El resultado: una joya que aúna reflexiones teológicas de gran profundidad con un rigor artístico y técnico encomiable. Fantásticos Willem Dafoe y Harvey Keitel.

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5) “Los diez mandamientos” (Cecil B. DeMille, 1956): Puro espectáculo orquestado por DeMille con un diseño de producción bestial, unos FX espectaculares y unos Charlton Heston y Yul Brynner inolvidables.

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También merecen un recuerdo películas tan interesantes como “Quo Vadis” de Mervyn LeRoy, “Rey de reyes” de Nicholas Ray y “El evangelio según San Mateo” de Pier Paolo Pasolini o ya en clave de comedia “La vida de Brian” de los Monty Python.

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Xavi Darko

Hastiado de los klingons y trolls que proliferaban en mi escuela secundaria, acabé mudándome a Tatooine, un lugar libre de trekkies en donde a pesar de los cansinos Tusken, abundaba el buen tiempo, el mercadeo y las carreras de vainas. La paz y la tranquilidad reinaban hasta que un buen día quedaron quebrantadas por la irrupción de un tipo peculiar cuyo perfil se ajustaba al de los tifosi radicales del AC Milan. Se hacía llamar Darth Maul y entre hostia y hostia me rebeló que era mi padre. Como buen desertor sith, decidí migrar a un planeta verde y fértil llamado Endor del cual fui posteriormente desterrado debido al incendio masivo de cabañas de unos cada día más insoportables ewoks. Sin ganas de más mamoneo intergaláctico, decidí volver al mundo real y escribir sobre cine, tanto del que adoro como del que aborrezco. Cuando me jubile espero vivir en Hill Valley y escribir críticas positivas de las cintas de Uwe Boll.

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