Influenciada por obras como ‘Kwaidan (El más allá)‘ y algunas de las historias japonesas de fantasmas más famosas que existen como la de Oiwa y Iemon, llena de traición, asesinato y venganza fantasmal, ‘Ringu (The ring)‘ fue una de las películas de terror niponas más notables de hace un par de décadas, capaz ella solita de hacer resurgir un género, siendo responsable del posterior boom asiático en todo el mundo y que destaca por el tratamiento de la atmósfera (la puesta en escena de Hideo Nakata es brillante, superada incluso en ‘Dark water‘), por su inteligente control del tempo narrativo y por su manera de introducir leyendas urbanas de corte fantástico (ese mundo espiritual y fantasmagórico) dentro de la cotidianidad que gobierna nuestro presente. Además era un film perfectamente disfrutable por ese público occidental no tan acostumbrado al característico ritmo pausado de las producciones asiáticas.
La cinta tuvo una secuela, una precuela, títulos en 3D, crossovers y varios remakes asiáticos a cual más execrable. Luego llegó la versión americana firmada por Gore Verbinski, la cual destacaba por su cuidada factura aunque no llegaba a la maestría de la cinta original de Nakata ni mucho menos (en lo que a canguelo se refiere). El film tuvo cierto éxito y Dreamworks decidió contratar al propio cineasta nipón para rodar la secuela del remake (repitiendo en su labor ya que en 1999 ya había dirigido la muy mejorable ‘Ringu 2’). La taquilla no funcionó tan bien y la tercera parte no acabaría llegando nunca a pesar de los rumores. Once años después nos llega la precuela de la primera parte en la que se abordará la historia de la primera víctima que descubrió el vídeo maldito y todo lo que conllevó. Dirige el español F. Javier Gutiérrez, director de la interesante ‘Tres días‘. Ver a Akiva Goldsman, ese auténtico terrorista del papel, en tareas de guionista genera mucho miedo. Vamos a ver si funciona o no el regreso de la temible Samara. Aunque aquí siempre hemos sido más de Sadako.