La historia narra las desventuras de Lloyd (Jim Carrey) y Harry (Jeff Daniels), dos amigos idiotas por igual cuyas vidas son un auténtico desastre. El primero trabaja como chófer de una limousina, y el segundo se dedica a transportar perros con una chuchoneta. Su situación se complica exponencialmente cuando Lloyd se enamora de una chica adinerada (Lauren Holly) que desaparece dejando olvidado un maletín. A partir de ese instante, Lloyd y Harry emprenderán un viaje por todo el país con el fin de devolvérselo.
Aunque a muchos críticos sibaritas aspirantes a exploradores del humor supuestamente inteligente, cintas como esta les produzcan un ataque de urticaria, no les hagáis el mínimo caso, pues estamos sin lugar a dudas ante todo un clásico de la comedia disparatada de los 90 y ante una de las cintas más infravaloradas por la crítica en general que además consigue algo harto complejo: llegar a la memoria colectiva. La estimable y muy reivindicable labor de los hermanos Farrelly dentro de la comedia americana ha dado como fruto dos de esas cintas que perduran en el tiempo: la estupenda “Algo pasa con Mary” y su obra cumbre: “Dos tontos muy tontos“.
Dotada de un gran dinamismo sin lugar a altibajos, de unos personajes carismáticos -magníficos Jim Carrey, Jeff Daniels y todo el elenco de secundarios: Moby Dick, el hombre del gas, el policía bebedor de orina, el cocinero japo,..- a los que les suceden situaciones de lo más disparatadas, de unos diálogos antológicos mucho más punzantes de lo que parecen (hay bastante mala leche subterránea) y de una banda sonora inolvidable llena de temazos, “Dos tontos muy tontos” se mantiene igual de fresca y tronchante que el primer día ofreciendo un cocktail explosivo de idioteces y WTF que funciona a la perfección.
Y es que cuando en una misma cinta encontramos a personajes interesados en abrir una tienda de lombrices, que rechazan un autobús repleto de top models para seguir caminando en medio del desierto, que preparan cafés con una “pizca” de laxante, que creen que Sansonite es el nombre de la chica, que son capaces de vender un periquito sin cabeza para comprar una bolsa de patatas o que cambian una furgoneta por una minimoto para recorrer cientos de km (entre otras perlas), automáticamente se convierte en un Total Must see.
Si os mola el cine comercial y aceptáis de buen grado comedias de este tipo en donde poder reir sin pensar, lo pasaréis teta. Si por el contrario sois de los que opináis que Woody Allen es el único autorizado en hacer comedia en la actualidad y rechazáis todo lo que no sea mínimanente sesudo: lo siento por vosotros pero creo que va siendo hora de que dejéis de lado los prejuicios y valoréis las cosas en su justa medida. Así que dejar por un momento vuestro número de Caimán (ex-Cahiers) y disfrutar de dos horas a carcajada suelta. Una obra maestra absoluta del humor absurdo y un film mítico donde los haya.
La escena que os adjunto incluye varios de los gags más recordados de la cinta. En esta ocasión no está en versión original por cariño personal al doblaje en castellano. Espero que la disfrutéis: