Teddy Pierce es un hombre aparentemente feliz: tiene una buena esposa, hijos, amigos y un buen puesto de trabajo en una agencia de publicidad. Cuando se cruza con una mujer que viste un provocativo vestido de seda rojo, descubre que es la modelo seleccionada por su agencia para una nueva campaña. A partir de ese momento, el sueño de Teddy será conocerla y tener una aventura con ella.
Este remake yanqui de “Un elefante se equivoca enormemente” (Yves Robert, 1977) que nos narra mediante el personaje de Pierce la crisis (existencial/sexual) de los 40, es una agradable y divertidísima comedia escrita, dirigida y protagonizada por Gene Wilder (“El jovencito Frankenstein“) con Kelly LeBrock como objeto de deseo, unos personajes secundarios absolutamente impagables (a destacar el grupo de amigos o la resentida secretaria encarnada por Gilda Radner) y una banda sonora de Stevie Wonder sensacional. El film, a pesar de tener momentos un tanto inverosímiles como algunas situaciones ejecutadas de forma algo torpe o el prescindible pasaje en el que el amigo fantasmón confiesa su homosexualidad, posee una frescura y un ritmo non-stop que hacen que los (desternillantes) gags funcionen a la perfección.
Incluso al final, cuando parece que por fin Pierce (personaje que padece claramente el síndrome de Peter Pan) reflexiona sobre su actitud adolescente sometiéndose a un necesario ejercicio de autocrítica, recae con ese guiño ocular y esa sonrisa picarona desnudando una vez más su verdadera naturaleza flirteadora. ¿O quizás se trate sólo de soñar despierto?.