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Retrotrailers: “Dagon: La secta del mar” (2001)

dagonPaul y su novia Barbara junto a su socio Howard y Vicki, su glamourosa esposa, están disfrutando de unas vacaciones en la costa de Galicia con motivo del éxito de su nueva empresa dot.com. Inesperadamente, el barco choca contra un arrecife, quedando Vicki atrapada entre los restos. Mientras Howard se queda con ella, Paul y Barbara van al pueblo más cercano en busca de ayuda. Llegan a una decrépita localidad de pescadores llamada Imboca, que parece estar desierta, pero alguien les está observando desde las ventanas. Por fin, aparecen unas gentes extrañas que les ofrecen ayuda.

Cuando Paul regresa al barco descubre con sorpresa que Howard y Vicki han desaparecido. Mientras tanto, Barbara es secuestrada en el hotel del pueblo. Al regresar, Paul es perseguido y gracias a un anciano descubre el oscuro secreto de Imboca: todos adoran a Dagon, un monstruoso dios del mar. Los forasteros son sacrificados; los hombres, despellejados vivos, y las mujeres, ofrecidas como novias para satisfacer a la cruel criatura.

Desde los años 70 con aquel buque insignia del fantaterror llamado Profilmes, el aficionado al fantástico patrio se había quedado algo huérfano en lo que a compañías dedicadas exclusivamente al género se refiere. No sería hasta el año 2001 cuando de las reuniones entre Julio Fernández (alma pater de Filmax) y Brian Yuzna (uno de los grandes defensores de la serie B) surgiría una nueva productora especializada en cine fantástico y de terror de bajo presupuesto llamada Fantastic Factory. Esa suerte de Hammer a la española, salvando las distancias, con clara vocación internacional (todos los films se rodaron en inglés y gran parte del cast & crew era extranjero), estrenó únicamente nueve películas, con desiguales resultados, hasta su desaparición cuatro años después. Tras unos mediocres inicios con “Faust: La venganza está en la sangre” (Brian Yuzna, 2000) y “Arachnid” (Jack Sholder, 2001), llegaría “Dagon: La secta del mar” (Stuart Gordon, 2001), una de las mejores películas de la factoría y dicho sea de paso de lo más potable en adaptaciones de H.P. Lovecraft. En este caso se contó con un gran artesano tras las cámaras como es Stuart Gordon (director de entre otras “Re-Animator” o las reivindicables “Edmond” y “Stuck”) y, aunque se notaban claramente las carencias técnicas, sobre todo en lo referente a efectos especiales, el film destacaba por una cuidada atmósfera y un maquillaje realmente conseguido. Además fue la última aportación del gran Paco Rabal al cine antes de su muerte.

Dejando de lado la delirante “Beyond Re-Animator” (Brian Yuzna, 2003), el nivel siguió aumentando cuando se incoporaron jóvenes talentos de Filmax como Jaume Balagueró con “Darkness” (un film que incluso fue vendido a Dimension, filial de Miramax y funcionó bastante bien en EEUU) y Paco Plaza con su notable debut “El segundo nombre” (bajo el subsello Fantastic Discovery, del que también formarían parte films tan estimulantes como “El maquinista” o “Los abandonados”) y “Romasanta, la caza de la bestia” (2004) una estimable aproximación a la figura de Manuel Blanco Romasanta, más conocido como el hombre lobo de Allariz.

A partir de ahí, la productora fue de mal en peor ofreciendo consecutivamente tres productos verdaderamente infumables como son “Rottweiler” (Brian Yuzna, 2005), “La monja” (Luis de Madrid, 2005) y “Bajo aguas tranquilas” (Brian Yuzna, 2005). Consciente de que gran parte de la última hornada de cintas eran carne de videoclub (en el mal sentido) y alimentado por el cada vez mayor distanciamiento entre Fernández y Yuzna, Filmax no renovó el contrato y se cerró definitivamente la factoría. Yuzna posteriormente y bajo el amparo de Versus Entertainment y Warner Home Video montó la disdtribuidora / editora Amazing!, la cual, en su corta vida, editó notablemente films tan interesantes como “Rogue (El territorio de la bestia)”, “Wolf Creek” o “Tideland”, las dos últimas presentadas en digipack, con dos discos y actualmente descatalogadas.

Os dejo con el trailer original de “Dagon: La secta del mar“, una las obras más estimables que produjo la factoría especializada en cine fantástico.

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Xavi Darko

Hastiado de los klingons y trolls que proliferaban en mi escuela secundaria, acabé mudándome a Tatooine, un lugar libre de trekkies en donde a pesar de los cansinos Tusken, abundaba el buen tiempo, el mercadeo y las carreras de vainas. La paz y la tranquilidad reinaban hasta que un buen día quedaron quebrantadas por la irrupción de un tipo peculiar cuyo perfil se ajustaba al de los tifosi radicales del AC Milan. Se hacía llamar Darth Maul y entre hostia y hostia me rebeló que era mi padre. Como buen desertor sith, decidí migrar a un planeta verde y fértil llamado Endor del cual fui posteriormente desterrado debido al incendio masivo de cabañas de unos cada día más insoportables ewoks. Sin ganas de más mamoneo intergaláctico, decidí volver al mundo real y escribir sobre cine, tanto del que adoro como del que aborrezco. Cuando me jubile espero vivir en Hill Valley y escribir críticas positivas de las cintas de Uwe Boll.

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