Os dejo con un repaso de las 10 nominadas al oscar de este año en la categoría de mejor película, con microcríticas y sus respectivos trailers. Divido el post en tres, primero para que no sea tan extenso y segundo porque me quedan algunas por ver todavía (en concreto “Philomena” y terminar “La gran estafa americana”).
“Her” (Spike Jonze, 2013):
En un futuro cercano, Theodore, un hombre solitario a punto de divorciarse que trabaja en una empresa como escritor de cartas para terceras personas, compra un día un nuevo sistema operativo basado en el modelo de Inteligencia Artificial, diseñado para satisfacer todas las necesidades del usuario. Para su sorpresa, se crea una relación romántica entre él y Samantha, la voz femenina de ese sistema operativo.
La obra de Spike Jonze es tremendamente coherente. Abarca temas tales como reclamar un lugar en el mundo, sentirse incomprendido dentro de un entorno extraño (familias desestructuradas, futuros distópicos), la búsqueda de la conexión emocional desde prismas aparentemente ilógicos, la conciencia humana desarrollada por inteligencias artificiales, el espíritu del cambio (de afrontar desafíos), la fragilidad del sentimiento o el inevitable fatalismo del autor inestable. En su filmografía encontramos marcianadas metaficcionales (“Cómo ser John Malkovich” y “Adaptation”), cuentos infantiles repletos de madurez (“Donde viven los monstruos”) y amores atípicos (“I’m here”, un exquisito cortometraje sobre un amor robótico que conecta directamente con “Her”). Un maestro multidisciplinar que regala joyas tanto a nivel narrativo como visual y que apuesta por la emoción siempre desde la delicadeza y la inteligencia.
“Her” es un retrato sobre el complejo mundo de los sentimientos (la escena con sólo audio resume perfectamente eso) en una realidad donde el aislamiento social y la deshumanización son meras corazas para espectros incompletos que anhelan ante todo (y paradójicamente) esa comunicación, esa conexión emocional como motor de sus vidas. La interpretación de Joaquin Phoenix es verdaderamente brillante, aguantando él solito el peso del film en gran parte del metraje. Pero no menos impresionante resulta la labor de Scarlett Johansson con la voz.
Una de las películas románticas más complejas, originales y fascinantes que he visto. Cine de verdad.
“Gravity” (Alfonso Cuarón, 2013):
Mientras reparan un satélite fuera de su nave, dos astronautas sufren un grave accidente y quedan flotando en el espacio. Son la doctora Ryan Stone, una brillante ingeniera que realiza su primera misión espacial, y el veterano astronauta Matt Kowalsky. La misión exterior parecía rutinaria, pero una lluvia de basura espacial les alcanza y se produce el desastre: el satélite y parte de la nave quedan destrozados, dejando a Ryan y Matt completamente solos, momento a partir del cual intentarán por todos los medios buscar una solución para volver a la Tierra.
Tras firmar la sensacional e infravalorada “Hijos de los hombres” y el necesario documental “La doctrina del shock”, Cuarón se embarcó en un proyecto tan ambicioso como complejo, al que dedicaría seis años de su vida. El resultado salta a la vista. “Gravity” es ante todo una experiencia visual brillante acerca de la supervivencia más primitiva y de un renacimiento espiritual. La lucha titánica de una mujer por gozar de una segunda oportunidad. Planos secuencia interminables (algunos incluso de 12 minutos), 3D acojonante (esa lágrima compartida con el espectador), efectos digitales y animación exquisitas, tensión en estado puro y una Sandra Bullock -digna heredera de la teniente Ripley- impresionante, llevando todo el peso dramático del film y cuya nominación al oscar me resulta tremendamente merecida.
Cabe decir que pocas películas utilizan el Real 3D de forma justificada y todavía menos creadores saben dominar bien la técnica. O al menos hacer un uso creativo de ella. “Gravity” (aunque se haya aplicado a posteriori) es de lo mejorcito en cine estereoscópico junto a “Avatar” y “La invención de Hugo”. Una survivor experience que plantea temas tales como la brevedad de la existencia humana, el desafío a la extinción, el insignificante papel del hombre frente al poder absoluto de la naturaleza o la resurrección de una mujer destrozada. Cada pequeño paso que da hacia su “nueva vida” (hacia ese primer paso, de nuevo, en la Tierra) será a base de lucha y coraje. Y es que pocas veces se ha visto en pantalla a un personaje tan superviviente y batallador, capaz de dejar atrás sus miedos más profundos con tal de poder rehacer su maltrecha vida.
Me gustaría destacar especialmente el final de la película. SPOILERS Como ella vuelve a nacer en una cápsula que simboliza metafóricamente un útero (el film está lleno de simbolismos: ver captura 96). Emerge de las profundidades del mar hacia la luz tras haberse deshecho de su particular “cáscara” (capturas 164 y 165). Sale de nuevo al mundo mojada e indefensa, como lo haría cualquier recién nacido. Le cuesta ponerse de pie y caminar (capturas 169 y 170). Al fin ha conseguido la redención. Es el momento de enterrar el pasado y mirar hacia el futuro (captura 171). FIN SPOILERS
“12 años de esclavitud” (Steve McQueen, 2013):
Basada en un hecho real ocurrido en 1850, narra la historia de Solomon Northup, un culto músico negro -y hombre libre- que vivía con su familia en Nueva York. Tras compartir una copa con dos desconocidos, Solomon descubre que ha sido drogado y secuestrado para ser vendido como esclavo en el Sur en una plantación de Louisiana. Renunciando a abandonar la esperanza, Solomon contempla cómo todos a su alrededor sucumben a la violencia, al abuso emocional y a la desesperanza. Entonces decide correr riesgos increíbles y confiar en la gente menos aparente para intentar recuperar su libertad y reunirse con su familia.
“12 años de esclavitud” es un film interesante, muy bien dirigido, con una cuidada fotografía, alguna escena impactante (SPOILER como el castigo a latigazos o la desesperada súplica de una esclava a un compañero de fatigas en medio de la noche para que le ayude a morir FIN SPOILER), un uso muy dosificado de la música respetando siempre los silencios (algo que me ha encantado y que resulta harto raro en un film producido por la industria hollywoodiense) y unas actuaciones de chapeau (Ejiofor y Fassbender fantásticos). Pero no nos dejemos llevar por el hype y la sucesión excesiva de premios que está cosechando. No estamos ante una obra maestra (no cuenta nada que no hayamos visto antes) y ni mucho menos creo que sea la mejor película del año como algunos afirman. Sin ir más lejos, el anterior film de Steve McQueen, “Shame”, me parece mucho más exquisito y arriesgado.
Una película decente, técnica y artísticamente notable, pero nada más. Aparte, creo que le falta algo de alma al conjunto. Con ello no quiero decir que preferiría que fuera lacrimógena pero sí más emocionante (desde un punto de vista inteligente) y sentida. Da la sensación de ser la enésima cinta racial repleta de lugares comunes. Además el personaje de Pitt es un auténtico pegote en la trama (para algo es el productor) y ese final tan precipitado a la par que inverosímil, lastra el conjunto. Que la nominen no lo veo mal, ahora bien, si gana la mayoría de premios me parecerá bastante injusto. Este año ha habido films mucho mejores (“Mud” o “Stoker” por citar dos casos) que merecen más suerte y menos ninguneo. Le pese a quien le pese, una de las cintas más sobrevaloradas de la temporada.