In Memoriam

In Memoriam: Tony Curtis en 8 imágenes

Llevamos una semana nefasta en lo que a notícias de cine se refiere. Tras los fallecimientos de la actriz Gloria Stuart, la montadora Sally Menke y el director Arthur Penn, hoy han notificado la muerte de otro grande: Tony Curtis, parece ser por infarto. Aunque en las últimas décadas ha aparecido más bien poco en pantalla (al menos no en proyectos interesantes), era uno de los que quedaban del Hollywood clásico e interpretó múltiples papeles, algunos más interesantes que otros.

Personalmente me quedo con el del hombre de família que resulta ser asesino y que padece trastorno de personalidad en la memorable “El estrangulador de Boston” de Richard Fleischer, el de músico obligado a travestirse en “Con faldas y a lo loco” de Billy Wilder, el de fugitivo encadenado en “Fugitivos” de Stanley Kramer y el del esclavo Antonino en “Espartaco” de Stanley Kubrick.

Os dejo una breve representación visual de lo mejor de la filmografía de Tony Curtis en orden cronológico. Si me dejo alguna me avisáis:


En “Trapecio” (Carol Reed, 1956) junto con Burt Lancaster y Gina Lollobrigida.


En “El dulce sabor del éxito” (Alexander MacKendrick, 1957) de nuevo junto a Burt Lancaster.


En “Fugitivos” (Stanley Kramer, 1958) con Sidney Poitier.


En “Los vikingos” (Richard Fleischer, 1958) en el papel de Eric, junto a Kirk Douglas, Ernest Borgnine y Janet Leigh.


En “Operación Pacífico” (Blake Edwards, 1959) en donde trabajó con Cary Grant.


En “Con faldas y a lo loco” (Billy Wilder, 1959) haciendo un inolvidable papel triple junto a Jack Lemmon.


En “Espartaco” (Stanley Kubrick, 1960) encarnando al esclavo Antonino y en donde repetiría escena con Kirk Douglas.


En “El estrangulador de Boston” (Richard Fleischer, 1968) dando vida a Albert DeSalvo, posiblemente su último gran papel.

Descanse en paz.

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Xavi Darko

Hastiado de los klingons y trolls que proliferaban en mi escuela secundaria, acabé mudándome a Tatooine, un lugar libre de trekkies en donde a pesar de los cansinos Tusken, abundaba el buen tiempo, el mercadeo y las carreras de vainas. La paz y la tranquilidad reinaban hasta que un buen día quedaron quebrantadas por la irrupción de un tipo peculiar cuyo perfil se ajustaba al de los tifosi radicales del AC Milan. Se hacía llamar Darth Maul y entre hostia y hostia me rebeló que era mi padre. Como buen desertor sith, decidí migrar a un planeta verde y fértil llamado Endor del cual fui posteriormente desterrado debido al incendio masivo de cabañas de unos cada día más insoportables ewoks. Sin ganas de más mamoneo intergaláctico, decidí volver al mundo real y escribir sobre cine, tanto del que adoro como del que aborrezco. Cuando me jubile espero vivir en Hill Valley y escribir críticas positivas de las cintas de Uwe Boll.

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