Os dejo con el memorable final (el epílogo con el arácnido saltando y acabando cogido de una gran bandera yanqui prefiero ignorarlo) de la excelente e infravalorada cinta de Sam Raimi en donde Harry Osborn (James Franco) da fe de su rencor por la muerte de su padre, Peter Parker (Tobey Maguire) empieza a ser consciente de que ser Spider-man afecta a su entorno (a aquellos que más quiere), y una encantadora Mary Jane Watson (Kirsten Dunst) declara abiertamente sus sentimientos recibiendo un sorprendente no por respuesta a pesar del profundo amor que siente él hacia ella. Un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Ésa es su virtud y su maldición.