Drama | Erótico | Escenas | Suspense

Escenas: “Instinto básico” (1992)

Johnny Boz, antiguo cantante de rock y propietario de un nightclub de San Francisco, aparece brutalmente asesinado en su cama. La última vez que se le vio estaba con su novia, Catherine Tramell, una atractiva escritora de novelas de intriga. El agente Nick Curran, que atraviesa un mal momento, pues acaba de desintoxicarse de su adicción al alcohol y a las drogas, recibe el encargo de vigilar a Catherine, principal sospechosa del crimen.

Tras las maravillosas “Robocop” (1987) y “Desafío total” (1990) y antes de pegarse la gran torta con la insufrible “Showgirls“, el siempre polémico cineasta holandés cambió la ciencia-ficción por el thriller consiguiendo una obra inquietante, de alto voltaje erótico y claramente infravalorada en su día. Recibió críticas verdaderamente deplorables -por parte del sector yanqui más puritano- debido a sus (más o menos explícitas) escenas de cama, su lesbianismo y su violencia gratuita. Hoy en día se echan en falta films que consigan dosificar tan bien el suspense, que creen numerosas dudas en el espectador y que posean un ritmo narrativo tan eficaz como “Instinto básico“.

Independientemente de las trampas que adolece su laberíntico guión, estamos ante un thriller sólido con ecos hitchcockianos, que consiguió ser un auténtico taquillazo gracias a un punzón de hielo, un inolvidable cruce de piernas y mucha intriga. El explosivo tridente formado por Michael Douglas (el polícia adicto)-Sharon Stone (la rubia convertida en mito erótico)-Jeanne Tripplehorn (la morena ¿psicópata?) unido a una trama fascinante -que toca temas como el poder de seducción de la mujer, la dualidad de personajes (rubia/morena), la suplantación de identidades, la dominación y la sumisión-, y a una excepcional partitura de Jerry Goldsmith (es media película), conforman este deslumbrante noir erótico que se erige sin duda como una de las grandes películas de la década de los 90. El tiempo la pondrá en su sitio.

Os dejo con la escena más mítica del film, la del interrogatorio a Catherine Tramell (Sharon Stone) y su cruce de piernas.

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Xavi Darko

Hastiado de los klingons y trolls que proliferaban en mi escuela secundaria, acabé mudándome a Tatooine, un lugar libre de trekkies en donde a pesar de los cansinos Tusken, abundaba el buen tiempo, el mercadeo y las carreras de vainas. La paz y la tranquilidad reinaban hasta que un buen día quedaron quebrantadas por la irrupción de un tipo peculiar cuyo perfil se ajustaba al de los tifosi radicales del AC Milan. Se hacía llamar Darth Maul y entre hostia y hostia me rebeló que era mi padre. Como buen desertor sith, decidí migrar a un planeta verde y fértil llamado Endor del cual fui posteriormente desterrado debido al incendio masivo de cabañas de unos cada día más insoportables ewoks. Sin ganas de más mamoneo intergaláctico, decidí volver al mundo real y escribir sobre cine, tanto del que adoro como del que aborrezco. Cuando me jubile espero vivir en Hill Valley y escribir críticas positivas de las cintas de Uwe Boll.

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