Griffin Mill (Tim Robbins), un productor de Hollywood, recibe cartas amenazadoras que le envía un guionista, cuyo proyecto rechazó. Intentan llegar a un acuerdo, pero tras una terrible discusión, Griffin lo mata. La crisis económica de los estudios es tal que se hará todo lo posible para que el productor eluda su responsabilidad. El estudio acaba transformando un proyecto con final poco convencional y actores desconocidos en un típico producto americano, con estrellas y final feliz.
Os dejo con el plano secuencia inicial de “El juego de Hollywood” (1992) de nada más y nada menos que ocho minutos de duración (aunque trucado en el 3:40 acercando la cámara hasta fijar un objeto (plano detalle) que será la causa de los siguientes acontecimientos: la postal de “Your Hollywood is dead” con los viejos iconos del cine yanki cuyo destinatario es el personaje de Tim Robbins y que contiene la amenaza del guionista rechazado), para a continuación dar el cambiazo tal y como hizo Hitchcock varias veces en “La soga“. A lo largo de esta escena se recorre una distancia total de 250 metros recordando al mítico plano inicial de “Sed de mal” de Orson Welles, citado en dicha escena a propósito junto al de Julian Temple en “Principiantes“. Un plano secuencia para nada gratuito que supone una brillante síntesis sobre la trama de una película cargada de puyitas (“Hoy en día todo el cine parece un videoclip“) pero no exenta de autocrítica. Ocho minutos repletos de detalles dosificados sabiamente.
La secuencia se inicia con una imagen que supone toda una declaración de intenciones: un cuadro que representa la simbiosis existente entre todos los ámbitos dentro de la realización de una película: productores, guionistas, músicos, operadores, director, actores,…) para poco a poco alejarse e ir mostrándonos (con una libertad de movimientos brutal) todo un mosaico coral -perfectamente sincronizado- del mundillo del cine (productores, guionistas, inversores, etc…), con diálogos sobre películas y situaciones entorno a este negocio. Hasta la música y los créditos (que en las reuniones de Tim Robbins no aparecen reafirmando la importancia del personaje) están estudiados. Todo fluye a la perfección.
La cámara se eleva mediante una grúa para mostrar desde arriba el lugar donde se va a situar la acción: el estudio de cine y su jerarquía (mediante la arquitectura y los personajes). La acción se aleja o se acerca siguiendo o abandonando a los actores y dejando claro que Griffin Mill (Tim Robbins) es el actor principal por la frecuencia con la que aparece (interesante el hecho de que todos los planos de Mill en interiores se filmen desde el exterior, que es de donde le vendrá la amenaza). Una secuencia de una innegable complejidad que sirve para describir en imágenes los tejemanejes que hay detrás de la industria cinematográfica norteamericana y sus ridículas propuestas (como “El graduado. Parte 2” con Julia Roberts como nueva graduada, mezclas entre “Memorias de África” y “Pretty Woman” con Goldie ¿Hawk? o thrillers políticos con corazón mezclando ideas de “Ghost” y “El mensajero del miedo” protagonizados por Bruce Willis). Una de las mejores películas del gran Robert Altman en donde demuestra su talento en la puesta en escena y que supone un critica ácida y feroz al star system hollywoodiense. Metalenguaje cinematográfico en estado puro.
PD: Los subtítulos van cambiando de arriba a abajo dependiendo de si hay o no créditos. Es una práctica habitual en los dvds y blu-rays con el fin de que no se solapen.