1988: El mundo está al borde de la destrucción absoluta. La tecnología avanzada fue la causa de una terrible explosión que desencadenó una guerra nuclear y devastó las grandes ciudades del planeta. Treinta años después, sobre las ruinas de Tokio, se alza la megalópolis de Neo-Tokio, una ciudad opresiva e inhumana cargada de problemas como el desempleo, la violencia, la droga y el terrorismo. Las sectas religiosas y los grupos extremistas, aprovechándose de la insatisfacción de los ciudadanos, cultivan el mito de Akira, un “niño cobaya” depositario de la “energía absoluta” cuya resurrección significaría para Japón el amanecer de una nueva era.
La historia se desarrolla en el año 2019 en Neo-Tokio, una ciudad reconstruida tras sufrir los devastadores efectos de una presunta explosión nuclear que desencadena la tercera guerra mundial. El gobierno ejerce un control represivo sobre la ciudad y experimenta sobre unos niños con poderes psíquicos latentes, aplicándoles fármacos para potenciarlos, estos contribuyen con predicciones para mantener la paz. Kaneda y Tetsuo son miembros de una pandilla de motociclistas llamada “The capsules” que tienen entre otras aficiones participar en peleas callejeras contra otras bandas, enfrentándose continuamente contra otra pandilla llamada “The clowns” montados sobre potentes motos. En una de estas peleas, Tetsuo sufre un accidente causado por un extraño niño con aspecto de anciano. A partir de ese accidente, Tetsuo no vuelve a ser el mismo. El gobierno lo secuestra, y en un análisis descubren que su potencial psíquico es uno de los más grandes que hayan detectado, comparable al de un sujeto extraordinario reclutado tiempo atrás. Empiezan a experimentar con él y éste comienza a desarrollar poderes psíquicos rápidamente, los cuales exacerban sus miedos y frustraciones, transformando patológicamente su personalidad. Por otro lado, se encuentran Kay y Ryu, miembros de la resistencia y dirigidos por su jefe Nezu, que se dedican a averiguar qué ocurre en las instalaciones del ejército situadas en la zona cero, lugar donde explotó la bomba nuclear que destruyó la antigua ciudad. Allí es donde se encuentran Kiyoko, Takashi y Masaru, niños de extraña apariencia y poseedores de estos poderes psíquicos, sin olvidar a Akira que se descubre como el auténtico responsable de la explosión acontecida años atrás, al alcanzar el poder absoluto.
Producto de los experimentos del gobierno, Tetsuo empieza a sufrir alucinaciones y desarrolla poderes paranormales más allá de todo lo conocido. Esto lo lleva a creerse un dios y a enfrentarse al ejército mismo buscando cualquier evidencia de la existencia de Akira, ya que se cree su sucesor y superior a él. Luego la lucha por controlar el poder que tanto anheló se desata y lo lleva por el camino de la autodestrucción.
Por otro lado Kaneda, líder de su pandilla, se relaciona con Kay, y se enfrenta con Tetsuo, del cual había sido sobreprotector. Éste último desarrolla un sentimiento de inferioridad y odio hacia Kaneda, al que cuestiona como jefe, que se ve potenciado por sus nuevos poderes. A todo esto surgen sectas y grupos que adoran a Akira y toman a Tetsuo como el nuevo salvador que sacara a Neo-Tokio del caos y la opresión.
Os dejo con la famosa escena de las motos en calidad HD y en japonés subtitulada en castellano. “Akira” es una exquisita muestra de cine apocalíptico con regusto cyberpunk, dotada de un enfoque adulto, elevadas dosis de violencia y con un guión reflexivo y hasta en ocasiones críptico. Una obra cumbre dentro de la animación contemporánea que colaboró en el desembarco progresivo del manga en el mundo occidental. Todavía recuerdo con cariño cuando la vi siendo un niño junto a mis amigos en el extinto cine de reestreno Astor en Barcelona. Evidentemente no era una cinta para el público infantil, pero aún así quedé fascinado por sus imágenes llenas de fuerza y colorido. Si queréis profundizar más sobre los entresijos de la historia (sin las licencias que se toma el anime) podéis bucear en el imprescindible manga de Katsuhiro Ôtomo (también director de la cinta). Posteriormente, el citado cineasta nipón dirigió otros films de animación como “Memories” o “Steamboy” y aunque resultaron ser interesantes, nunca llegó al nivel de su obra maestra. Espero que disfrutéis de la escena.