“El perdón es entre Dios y ellos, yo solo les facilito la entrevista” – Creasy (Denzel Washington)
Memorable escena final del film de Tony Scott El fuego de la venganza (2004), en donde podemos ver el ansiado rescate de Pita (Dakota Fanning) y el trágico destino de Creasy (Denzel Washington), que tras la venganza llega una muerte pactada, intercambiando una vida por otra. Un hombre de palabra, honorable, como lo eran en su tiempo los samurais. Un samurai que encuentra finalmente su camino (recordad esa memorable escena de la bala, “una bala que vale una vida, una bala siempre dice la verdad“) y su redención.
Será una muerte lenta pero el personaje por primera vez ha conseguido algo, se siente orgulloso tras mucho tiempo y su coraje y memoria perdurará para siempre en el corazón de esa madre y su hija. Por primera vez se siente alguien, y lo más importante, satisfecho y lleno. Creasy siempre será el padre que Pita no tuvo. En la muerte, en sus momentos finales, encuentra la paz, su sentido a una vida irregular y despreocupada, su redención personal de haber hecho algo útil, a pesar de todos sus pecados. Su último aliento está repleto de orgullo.
Un momento intensificado gracias a la música de Carlos Varela y el cuidado score de Harry-Gregson Williams, sobre todo, con este tema final “The End” con la colaboración inestimable de Lisa Gerrard, cantante del grupo Dead Can Dance.
La dirección de Tony Scott para esta película y el posterior montaje en post-producción es lo más parecido a un auténtico bombardeo infinito de imágenes, efectos sin ton ni son del tipo videoclipero por decirlo suavemente, constantes vaivenes de efectos de contraste, luminosidad (con flashes muy molestos) que lo único que consiguen es aturdir al espectador y que su proyección llegué a ser cansina por su reiterativo uso efectos de montaje que van desde el desenfoque o zoom constante hasta un movimiento de cámara un tanto exagerado.
El film, tiene detalles curiosos como los subtítulos iniciales móviles y muy originales, que el director los califica de narración visual. Pero bueno a mi sinceramente Tony Scott siempre me ha parecido un director que abusa muchísimo de la sala de montaje y cree estar haciendo un videoclip de 2 horas y 20 minutos y eso no hay quien lo aguante a parte de él, claro. El film hubiese ganado si Scott se hubiera contenido un poco más. A pesar de las cosas que no me gustan, para nada consiguen empañar el resultado final, pareciendo una gran película claramente infravalorada por muchos sectores críticos.
Un film que demuestra que la comercialidad no está reñida con la calidad. Enormes Denzel Washington, Radha Mitchell y Dakota Fanning, los tres auténticos pulmones de la trama, que consiguen cumplir en sus respectivos papeles de forma extraordinaria.
Os dejo con la escena final, llena de fuerza y emoción:
Memorable. Lástima que la pelicula quede en un simple notable por la dichosa manía de Tony Scott de jugar con el montaje videoclipero del que posteriormente abusaría mucho más en “Domino”.
Pero si, “Man on Fire” hay que reivindicarla.
Saludos.
Espléndida película y tremenda dirección de Scott. No me suele gustar casi nunca, pero ese estilo, generalmente barroco, asfixiante y gratuito, cuadra al céntimo con esta historia. De mis favoritas de los últimos años.