“Viví dos años en el campo con mi familia. Luego, todos nos trasladamos a Estambul. Mi madre sigue en la ciudad, pero mi padre volvió al campo, a cuatrocientos kilómetros de aquí. Ruedo a menudo allí, en el pueblo. En Estambul no era fácil ganarse la vida, por eso decidí ir a Londres. Trabajé en un restaurante y reflexioné acerca de qué sentido quería dar a mi vida. Luego, me fui a la India, a Nepal y allí, frente al Himalaya, pude meditar. Mi mayor pregunta era “¿qué hacer?” Después de la carrera de ingeniero, me vi obligado a hacer el servicio militar. Allí todo el mundo decidía por mí, era imposible tomar una decisión. Estaba lejos de casa, me sentía muy solo. Leí mucho y vi muchas películas.
Durante los años ochenta empecé a ser conocido porque exponía y publicaba libros de fotos. Hice mis primeros retratos en blanco y negro a los quince años. Me gusta pasear solo y hacer fotos, pero el poder de la fotografía no alcanza al del cine. Leí una biografía de Roman Polanski y fue cuando entendí que, a través del cine y a partir de la nada, era posible llegar a ser reconocido. Era fotógrafo, tenía la técnica de la imagen. Por ejemplo, en una película es posible introducir música, incluso fotografías. Me pareció que era una forma positiva de usar mi lado “fotográfico” y decidí convertirme en cineasta.” (Nuri Bilge Ceylan)
Su nombre es Nuri Bilge Ceylan, productor, guionista, montador, director de fotografía y realizador turco cuyo cine evoca a tres grandes como Tarkovski, Antonioni o Bergman. Tras despertar la curiosidad de la crítica con cintas como “El pueblo (Kasaba)” y “Nubes de Mayo“, el reconocimiento internacional le llegó con “Lejano” (2002), film que de nuevo ofrecía una historia de zozobra existencial de tono melancólico y reflexivo con una atmósfera psicológica de pesadumbre cuyo estado se equiparaba al de las emociones humanas. Cuatro años después del éxito festivalero que tuvo “Uzak (Lejano)“, Ceylan estrenó “Los climas” continuando dos años más tarde con “Tres monos“, ambas premiadas nuevamente en el festival de Cannes. Este pasado 2011 ofreció su última película hasta la fecha, la monumental “Érase una vez en Anatolia” (157 min), una especie de road movie metafísica sobre la vida, la muerte y los límites del conocimiento, ganadora del gran Premio del Jurado en Cannes y comparada con “Zodiac” de David Fincher. Casi nada.
Os dejo con algunos fotogramas de la filmografía de Ceylan (además de fotografías independientes) en donde podréis apreciar su exquisitez estética. La metamorfosis del paisaje como una proyección metafórica de la vida interior.