Una niña muere accidentalmente jugando con otros niños en un viejo y desierto colegio. Los niños deciden guardar silencio y jamás revelar el secreto, pero alguien más vio lo que pasó. Años más tarde, un grupo de jóvenes se preparan para su noche de graduación. Todo parece ir bien hasta que comienzan a sucederse unos macabros asesinatos que conectan con su oscuro pasado.
Tras el éxito de la imprescindible ‘La noche de Halloween’ (John Carpenter, 1978), surgieron como setas en un bosque un buen puñado de cintas de subgénero slasher intentando emular su fórmula. En algunos casos eran productos la mar de majos, en otros unos bodrios de padre y muy señor mio. ‘Prom night’ podría situarse justo en medio ya que aunque no aporte nada nuevo al género, no es un film del todo desdeñable. Eso si, de ahí a considerarla como un clásico tal y como afirman algunos, va un buen trecho. Digamos que juega en la misma liga que ‘Viernes 13’ (Sean S. Cunningham, 1980) o ‘El tren del terror’ (Roger Spottiswoode, 1980) entre otras, aunque con una estética más trabajada de lo que parece.
La cinta comienza de manera sensacional mostrando como la retorcida travesura de unos niños jodidamente cabrones -que parecen haber salido de una cinta de Chicho Ibárrez Serrador- desemboca en una tragedia de dantescas proporciones. Al darse cuenta de ello juran guardar el secreto y no contarlo jamás. La policía de la zona, en un ejercicio de desdén absoluto y ante la falta de pruebas concluyentes, adjudica el asesinato a un loco recientemente fugado y da por cerrado el caso. Mención especial a la atmósfera tan onírica como malsana (acentuada gracias a ese halo en la fotografía) que gobierna todo el prólogo destilando malrollismo por los cuatro costados y a ese uso tan particular del sonido unido a frases en off de lo más macabras.
Sin embargo, como ya ocurría en la novela ‘Sé lo que hicisteis el último verano’ (1976) de Lois Duncan o en la posterior ‘Siete hermanas y un secreto mortal’ (Mark Rosman, 1983), alguien más vio lo sucedido y seis años después pasará cuentas con los autores no confesos del crimen. Aquellos odiosos niñatos ahora son unos esbeltos (y salidos) adolescentes que tras el último año en el instituto únicamente quieren disfrutar del baile de graduación. A lo largo de estos años para la familia de la niña asesinada no ha sido fácil olvidar la tragedia, incluso a veces, los recuerdos regresaban para atormentarles. Los autores impunes del crimen comenzarán a recibir llamadas telefónicas amenazadoras -algo ya visto en ‘Llama un extraño’ (Fred Walton, 1979) y posteriormente en la saga ‘Scream’ de Wes Craven- que les hará reavivar el miedo. Llamadas que más que inquietar resultan ridículas en algunas ocasiones, al menos bajo mi humilde punto de vista. Pero si algo chirría sobremanera en el guión de este film es el personajes de Casey Stevens. ¿Cómo es posible que uno de los niños cabrones -ahora ya adolescente- que lo único que supuestamente quiere es olvidarse del asunto, salga e invite al baile a la hermana de la niña que asesinó. ¿Masoquismo ochentero o embriagadez del autor del libreto?.
Una vez presentados a los personajes, tenemos un buen puñado de minutos en donde la acción es lenta y pausada, repleta de diálogos sosos y situaciones reiterativas. Por momentos parece que hemos dejado de lado el terror y estemos ante una revisión algo cutre de ‘Fiebre del sábado noche’ (1977), eso sí con escena mítica de baile incluida (de lo mejorcito de la cinta) en la que podemos ver a una Jaime Lee Curtis demostrando que a parte de ser la reina del grito, tiene dotes como bailarina. Todo un vehículo de lucimiento para la actriz norteamericana que venía de dos grandes éxitos ‘La noche de Halloween’ (1978) y ‘La niebla’ (1980) ambas de John Carpenter. El hecho de que el nudo sea tan extenso y haya tan poca acción demuestra que ‘Prom night’, como primerizo slasher que es, no sigue al 100% las reglas que posteriormente regirían en este tipo de films (argumentos directamente al grano y una sucesión de muertes desde casi el principio del film).
Una vez empezada la fiesta, el asesino hace acto de presencia y empieza a liquidar uno por uno a los responsables de aquel terrible crimen. Un villano que se nos presenta como una especie de ninja, con poco estilo, predecible, altamente torpe y lo peor, nada creíble. Las formas de proceder en el arte de matar de este peculiar personaje resultan cuanto menos sosas y poco trabajadas (a excepción de la brillante escena de la decapitación) en comparación con otras cintas del estilo. En ‘Prom night’ a diferencia de sus secuelas, no tenemos un killer de carácter sobrenatural (no es el mal absoluto) o alguien que parezca casi inmortal, más bien es un simple y mortal asesino que recibe tortas y heridas como sus víctimas. Cabe decir que algunas escenas como la del final en la discoteca provocará carcajadas a los más friquis de la casa por esa ridícula mezcla de asesino ninja intentando atacar al ritmo de la música disco, pero eso también forma parte del encanto cutre del film. El matarife en cuestión empieza usando un trozo de cristal como arma (claramente en consonancia con aquella ventana rota por la que cayó la pequeña estudiante) pero luego cambia a un hacha (supuestamente la de incendios del colegio) mucho más contundente. Comentar también que se echan en falta mayores dosis de gore en la cinta. Está todo muy contenido salvo en un par de escenes y SPOILER sobre la inverosímil a la par que rocambolesca identidad del asesino, recuerda mucho al de ‘Viernes 13’. FIN SPOILER.
A nivel estético, posee algunos elementos en común (o directamente influencias) con el giallo italiano de los maestros Dario Argento o Mario Bava como ese inicio con esos guantes negros sobre el teléfono ocultando la identidad de un asesino que susurra con una voz inquietante, los traumas de la infancia, bellas mujeres en peligro o la presentación del asesino enmascarado con un trozo de espejo como arma letal. De hecho, la mayoría de slashers americanos de esa época beben de obras como ‘Bahía de sangre’ (Mario Bava, 1971), ‘El pájaro de las plumas de cristal’ (Dario Argento, 1970), ‘El gato de las nueve colas’ (Dario Argento, 1971), ‘4 moscas sobre terciopelo gris’ (1971) o ‘Rojo oscuro’ (Dario Argento, 1975) entre otras. En cuanto al lado (digamos) exploitation, en esta ocasión está poco explotado valga la redundancia. Poco sexo (y el que hay muy mojigato), pocas drogas, pero eso si, muertes sanguinolentas aunque sin exagerar.
A parte de Casey Stevens, otra de las piezas más incongruentes dentro de la estructura del guión es el personaje encarnado por Leslie Nielsen, aquí padre y director del colegio. No sólo es extraño, prescindible e inverosímil sino que para colmo aparece y desaparece de la trama como por arte de magia. Y he ahí uno de los puntos flacos de la película, su manera deliberadamente tramposa que tiene de jugar con el espectador, de mostrar innumerables falsos culpables con unos agujeros de guión verdaderamente notorios.
El film tuvo hasta tres secuelas a cual más esperpéntica. Siete años después de la original llegó la primera continuación titulada ‘Hello Mary Lou: Prom Night II’ que intentó emular el éxito de la saga ‘Pesadilla en Elm Street’ (ese mismo año se estrenó la tercera parte de las travesuras de Freddy Krueger en la que es sin duda la mejor de sus secuelas) con elementos que también recordaban a films como ‘Carrie’ de Brian De Palma. En esta ocasión tenemos un argumento verdaderamente curioso que se potenciaría en la surrealista tercera entrega. Mary Lou, una joven de 17 años muere en 1957 durante el baile de fin de curso debido a que unos tíos le lanzan sin querer una bomba en pleno nombramiento como reina del baile (déjà vu total). Treinta años después regresa a las aulas en forma de asesina sobrenatural para llevar a cabo su venganza en una estrategia sospechosamente similar a Freddy Krueger.
La segunda secuela es sin duda la que más juego da. Se tituló ‘Prom night III, El último beso’ y su sinopsis es la siguiente: El instituto en el que murió Mary Lou reinaugura el gimnasio donde tuvo lugar su fatídica noche de graduación y ésta escapa del infierno para volver a hacer de las suyas. Esta vez no busca alguien a quien poseer, sino a un novio. Álex, un chaval mediocre en todos los aspectos parece ser el candidato perfecto para ello. Cuando éste conozca a Mary Lou, se volverá popular y exitoso a cualquier precio. No importa si para ello Mary Lou tiene que llevarse por delante a más de uno. Aunque estemos ante un bodrio, su mezcla de momentos Elm Street (la mayoría de las creativas muertes o esa escena con Mary Lou quemada y sus uñas largas que definitivamente destapa su fuente principal) y el apostar por la comedia fantástica de fantasmas en un ambiente estudiantil, la hace realmente simpática. Eso sí, Mary Lou ya no es inquietante, ahora se ha vuelto carnal y sexy. ¡Viva el delirio!.
En 1992 se estrenó directamente en vídeo ‘Prom Night IV, Deliver us from Evil’, la última entrega de la saga hasta la fecha. No guarda ningún tipo de relación con las anteriores y su sinopsis no tiene desperdicio. Narra la historia de un sacerdote psicópata que caza a los adolescentes que tienen relaciones sexuales prematrimoniales. Abandona por completo la comedia vista en la tercera parte y resulta cuanto menos curiosa. En 2008 se hizo el remake de la primera entrega y el resultado es tan desastroso que convierte automáticamente a la cinta de Paul Lynch en una obra maestra. Ahí está el nivel.
Por último decir que las condiciones con las que he visto esta película no han sido las más idóneas. En dvd la editó Suevia en 2009 en una edición casi imposible de localizar ya sea en venta o alquiler (tiendas físicas). Tengo entendido que el máster utilizado es ciertamente pobre y dista bastante del ofrecido en la edición de Network U.K. Para colmo en Internet la mayoría de copias que circulan tienen los enlaces eliminados o están en VO con subtítulos desincronizados y esperar a un pase televisivo me puede llevar al hastío más absoluto. Por todo eso, al final opté por verla desde el único lugar posible: Youtube, en versión doblada y con una calidad de imagen verdaderamente paupérrima. Esperemos que en el futuro alguien edite este film en condiciones a poder ser ya en alta definición o en dvd a un precio módico acorde a estos tiempos.
‘Prom night’ es un slasher ligerito aquejado de un guión repleto de trampas pero cuyo cocktail de jovenzuelos en apuros, asesino vengador y música disco resulta simpático. El estupendo y siniestro prólogo hacía presagiar un mejor resultado final, pero aún así, la cinta jamás esconde su aplastante falta de pretensiones y sigue siendo una de las más recordadas dentro del subgénero, pero eso tampoco no significa que estemos ante una perla ni mucho menos.