Una puritana institutriz es contratada para hacerse cargo de la educación de dos niños huérfanos que viven en una apartada mansión rural. Pronto empieza a sospechar que los antiguos criados, muertos hace tiempo, ejercen todavía una perniciosa influencia en la vida de los niños.
Magnífico cuento de terror gótico de una marcada y fascinante ambigüedad (desde connotaciones sexuales/necrófilas pasando por posesiones), que adapta notablemente (con guión de Truman Capote) la famosa novela de Henry James “Otra vuelta de tuerca” y que junto a “The haunting” de Robert Wise es posiblemente una de mis películas favoritas dentro del género. Desde su inquietante a la par que siniestro arranque con esa canción de cuna “O Willow Wally” hasta el maravilloso plano final, Jack Clayton ofrece un recital de elegancia cinematográfica, de exquisito gusto a la hora de componer planos y, junto al director de fotografía Freddie Francis (extraordinaria su labor), consiguen crear una atmósfera verdaderamente malsana y turbadora.
Deborah Kerr construye un personaje complejo, contenido, angustiante, fuertemente reprimido y rico en matices. Megs Jenkins como la señora Grose y los dos niños Martin Stephens (Miles) y Pamela Franklin (Flora) están también estupendos en sus respectivos roles. Tanto la novela como el citado film sirvieron de clara inspiración (y quizás algo más) para Alejandro Amenábar a la hora de abordar “Los otros”, curiosamente su film más redondo.
Os dejo con 139 capturas ampliables en calidad 1080p que dejan constancia de la milimétrica composición de los planos y de la importancia formal en el film. La imagen y el sonido del Blu-Ray son bastante superiores al dvd y en términos generales ofrecen una buena calidad. Sin embargo, no llega a la altura de otros clásicos remasterizados como pueden ser “Casablanca” o “Lawrence de Arabia” en lo referente a nitidez y definición. Sin más, espero que disfrutéis de las capturas de esta obra maestra absoluta.
Hastiado de los klingons y trolls que proliferaban en mi escuela secundaria, acabé mudándome a Tatooine, un lugar libre de trekkies en donde a pesar de los cansinos Tusken, abundaba el buen tiempo, el mercadeo y las carreras de vainas. La paz y la tranquilidad reinaban hasta que un buen día quedaron quebrantadas por la irrupción de un tipo peculiar cuyo perfil se ajustaba al de los tifosi radicales del AC Milan. Se hacía llamar Darth Maul y entre hostia y hostia me rebeló que era mi padre. Como buen desertor sith, decidí migrar a un planeta verde y fértil llamado Endor del cual fui posteriormente desterrado debido al incendio masivo de cabañas de unos cada día más insoportables ewoks. Sin ganas de más mamoneo intergaláctico, decidí volver al mundo real y escribir sobre cine, tanto del que adoro como del que aborrezco. Cuando me jubile espero vivir en Hill Valley y escribir críticas positivas de las cintas de Uwe Boll.