Acción | Bandas sonoras | Drama

Bandas Sonoras: “Speed” (Mark Mancina, 1994)

speedJack Traven (Reeves) es un intrépido policía de Los Angeles. La supervivencia en esta ciudad para un agente de la ley no es tarea fácil, pero Jack, además de disfrutar de una proverbial buena suerte, conoce perfectamente los trucos para sortear el peligro. Sin embargo, tendrá que afrontar una dura prueba cuando queda atrapado en un autobús urbano que lleva instalada una bomba programada para explotar si el vehículo disminuye su velocidad a menos de 80 kilómetros por hora. Empieza así una loca carrera por la ciudad, con Jack intentando dar confianza a la joven pasajera (Bullock) que ha sustituido al conductor, herido en el “secuestro”.

¡Qué buenos actioners se hicieron en los 90!. Fueron denostados en su época por ciertos sectores de la crítica (como los -ahora- clásicos ochenteros de acción) pero el tiempo los pondrá en su sitio. Además, las bandas sonoras eran cojonudas. Se echan en falta compositores como los hoy en día poco prolíficos Mark Mancina y Trevor Rabin. Concretamente Mancina, uno de los alumnos aventajados de la MediaVentures de Hans Zimmer (colaboró con éste en la oscarizada BSO de “El rey león“), compone para “Speed” una música trepidante con elementos electrónicos y una potente percusión que le va como anillo al dedo. Temas como Rescue, Entering Airport, Rush hour, City streets o el Main/End title demuestran el talento del compositor californiano a la hora de escribir una partitura tanto para las escenas de acción como para las más íntimas. Posteriormente firmaría otras soundtracks destacables como “Con Air“, “Dos policías rebeldes” y sobre todo la brillantísima “Tarzán” para Disney.

La tracklist de la banda sonora de “Speed” es la siguiente: Main Title, The Rescue, Entering Airport, Rush Hour, Helen Dies, The Gap, Choppers, Pershing Square, Elevator Peril, Fight On Train, Dangling Feet, City Streets, Wildcat, The Dolly, Move, Pop Quiz, Freight Elevator, Elevator Stall y End Title.

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Xavi Darko

Hastiado de los klingons y trolls que proliferaban en mi escuela secundaria, acabé mudándome a Tatooine, un lugar libre de trekkies en donde a pesar de los cansinos Tusken, abundaba el buen tiempo, el mercadeo y las carreras de vainas. La paz y la tranquilidad reinaban hasta que un buen día quedaron quebrantadas por la irrupción de un tipo peculiar cuyo perfil se ajustaba al de los tifosi radicales del AC Milan. Se hacía llamar Darth Maul y entre hostia y hostia me rebeló que era mi padre. Como buen desertor sith, decidí migrar a un planeta verde y fértil llamado Endor del cual fui posteriormente desterrado debido al incendio masivo de cabañas de unos cada día más insoportables ewoks. Sin ganas de más mamoneo intergaláctico, decidí volver al mundo real y escribir sobre cine, tanto del que adoro como del que aborrezco. Cuando me jubile espero vivir en Hill Valley y escribir críticas positivas de las cintas de Uwe Boll.

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