Llegamos a la recta final. Y tenemos una jornada de lo más completa. Un clásico en versión remasterizada, un slasher en clave de comedia, el fantástico film de Billy O’Brien y los regresos de Rob Zombie, Park Chan-Wook y Christopher Smith.
FEAR, INC (Vincent Masciale, 2016)
Como cualquier fan del cine de terror, Joe tiene dificultades para encontrar cosas que le provoquen verdaderos escalofríos. Un día, contrata los servicios de una misteriosa empresa, que se dedica a hacer realidad los peores miedos de sus clientes.
Arrancaba el antepenúltimo día con una sesión matutina en El Retiro de este pequeño divertimento que -dentro de sus limitaciones- entretiene y divierte si dejamos la exigencia en la zona de boxes. Un producto digerible y disfrutable, con personajes planos autoconscientes de la absurdidad que envuelve el relato y multitud de situaciones cogidas con pinzas (con aluvión voluntario de tópicos) que se salva por una aplastante falta de pretensiones y una total honestidad de cara al espectador. Estimable comedia negra que mezcla conceptos de films como “The Game” o “Saw” con el metalenguaje de “La cabaña en el bosque“. Serie B por y para cinéfagos que sepan perdonar lagunas de guión y disfrutar de la buena parodia. Mención especial para Lucas Neff (genial nini fanático del cine de terror) y a un Richard Riehle de lo más protector xD. Cameo estelar de Abigail Breslin.

I AM NOT A SERIAL KILLER (Billy O’Brien, 2016)
John Wayne Cleaver es un adolescente obsesionado con los asesinos en serie que, pese a sus tendencias sociópatas, hace todo lo posible para no convertirse en uno de ellos. Cuando el frío pueblo del Midwest americano donde vive se ve acechado por una ola de sangrientas muertes, John decide perseguir al culpable, bajo la amenaza de descubrir que él es mucho peor que su enemigo.
Tras la reivindicable “Isolation“, Billy O’Brien aborda el género de suspense desde un enfoque terroríficamente cotidiano (que acabará virando hacia el fantástico), siempre apoyándose en la construcción de personajes. Por un lado tenemos a un pequeño pueblo (un protagonista más en la trama) de cierto regusto retro en donde un cruel y misterioso asesino en serie siembra el pánico entre la población, y por otro a nuestro protagonista: un adolescente con conductas de psicópata incipiente que decide investigar y desenmascarar al serial killer que anda suelto en una mezcla entre curiosidad y fascinación. Y ahí radica uno de los puntos clave del film: el debate interior del chico para no acabar convirtiéndose en el monstruo al que persigue. Aunque la propuesta sea sumamente estimulante y las actuaciones sean convincentes (sobre todo las de Christopher Lloyd y un ascendente Max Records), es cierto que el film flaquea en algunos puntos como el muy previsible -aunque no mal- final, ciertos detalles de guión poco verosímiles y una idea algo desaprovechada y no del todo bien desarrollada.
“I am not a serial killer” es un thriller sobre la fascinación por lo macabro, el autoconocimiento y la imposibilidad de evitar el destino. Sobre sociopatías patológicas, crímenes cotidianos y monstruos. Una mezcla entre el noir de instituto de “Brick” y “Dexter” pasado por el filtro fantástico de “Under the skin“.

31 (Rob Zombie, 2016)
Cinco personas son secuestradas en los días previos a Halloween y mantenidos como rehenes en un lugar llamado Murder World. Mientras están atrapados, deben jugar un juego violento llamado 31, donde la misión es sobrevivir 12 horas contra una pandilla de payasos malvados.
Después de la magnífica “The lords of Salem” y de poder ver algunos de los concept art del film, había gran expectación por ver lo nuevo de Rob Zombie, un proyecto muy a su medida, con gran libertad creativa y altamente grindhouse (recordando en tono y forma a esa obra maestra llamada “Los renegados del diablo”). Todo apuntaba a que sería uno de los títulos top dentro del festival, sin embargo el resultado final dista mucho de lo esperado.
Rob Zombie construye un film entretenido, salvaje y por momentos notable, con una fotografía sucia y polvorienta combinando color y B/N, uso de cámara al hombro, freeze frames marca de la casa y con música electrónica de sintentizadores que evocan al mejor Carpenter y a algunos films giallo. Un guión de lo más plano con unos personajes poco o nada desarrollados echan por tierra una trama a priori prometedora. De todas formas, creo que Zombie ha optado por un proyecto más ligero que de costumbre pero no por ello menos disfrutable.
Cosas a destacar del film: La fascinante y enfermiza sociedad secreta liderada por Malcolm McDowell; Doom-Head el brutal psicópata encarnado por Richard Brake (espectaculares los monólogos que se marca); Sick-Head, el perverso nazi interpretado por Pancho Moler; y un final de lo más abierto que da pie a múltiples lecturas al ritmo de “Dream On” de Aerosmith. Una mezcla entre “El malvado Zaroff” y “Perseguido” taladrado por el martillo perturbador y macabro de “Las colinas tienen ojos“.
Un producto irregular pero altamente entretenido, con generosas dosis de ketchup y totalmente coherente con el resto de su obra. Grindhouse para ver a altas horas de la madrugada y disfrutar con amigos. No creará escuela ni será citada como una de las obras cumbre del cineasta nacido en Massachusetts, pero tampoco lo pretende.

DETOUR (Christopher Smith, 2016)
Harper está convencido de que su padrastro causó el accidente que dejó a su madre en coma. Una noche de borrachera, le cuenta sus penas a Johnny, un golfo que le ofrece una solución a sus problemas: liquidar al tipo a cambio de veinte mil dólares.
El realizador de la estimable “Creep” y las notables “Severance“, “Black Death” y “Triangle” se presentó en El Retiro dando las gracias al Festival por, una vez más, invitarle y proyectar sus films y aprovechó la ocasión para reprochar a su país por el reciente Brexit.
En “Detour” Smith apuesta por un thriller que homenajea al noir de serie B (la homónima película de Edgar G. Ulmer entre otras) y a las road movies americanas de los años 70, con resultados decentes aunque algo irregulares. Sin duda su mayor virtud radica en la estética, en la imagen sobre la palabra, en esa narración acronológica (nunca justificada, todo sea dicho) a través del siempre fascinante recurso de las pantallas partidas -algo muy de Brian De Palma- con acciones paralelas o tiempos no lineales que acaban confluyendo.
Sin embargo todo lo bueno del film queda empañado por un libreto que no hay por donde cogerlo, repleto de situaciones inverosímiles, altibajos, giros metidos con calzador y subtramas y personajes no demasiado bien construidos. No es lo mejor que ha hecho Christopher Smith ni de largo, pero sí resulta aceptable y se ve sin problemas.

IKARIE XB1 (Jindrich Polák, 1963)
Mediados del s.XXII. La nave espacial Ikarie XB-1, con 40 tripulantes humanos a bordo y un robot, emprende un viaje al sistema Alfa Centauri en busca de planetas con vida. Durante su travesía descubren una nave abandonada manejada por cadáveres. Obra cumbre de la ciencia-ficción checoslovaca de los años 60, que bebe de cintas como “Planeta prohibido” (1956) o “La guerra de los mundos” (1953) y que fue objeto de inspiración -tanto formal como temáticamente- para obras futuras como “2001: Una odisea del espacio” (1968) y la serie “Star Trek” (1966).
Auténtica hard scifi en donde priman los diálogos a la acción (guión sobrio, sesudo y sin altibajos) y con pinceladas de aventura y suspense. Una fotografía en B/N espectacular, unos FX magníficos para la época (con un trabajo artesanal detrás brutal) y un enfoque original y fresco convierten a este film en una de esas joyas olvidadas a reivindicar. Por suerte en Sitges se proyectó la versión original restaurada que poco tiene que ver con el remontaje que hizo Roger Corman para Occidente (añadiendo escenas e incluso cambiando el final). Todo un clásico de la ciencia-ficción de la Europa del Este que merece ser rescatado y descubierto por las nuevas generaciones.

THE HANDMAIDEN (Park Chan-Wook, 2016)
Corea, década de 1930, durante la colonización japonesa. Una joven, Sookee, es contratada como criada de una rica mujer japonesa, Hideko, que vive recluida en una gran mansión bajo la influencia de un tirano. Sookee guarda un secreto, y con la ayuda de un estafador que se hace pasar por un conde japonés, planea algo para Hideko.
Tras la inmensa trilogía de la venganza y su primera incursión en el cine hollywoodiense con la notable y deslumbrante “Stoker“, Park Chan-Wook regresa a Corea para firmar esta libre adaptación de la novela de Sarah Waters “Falsa identidad”, salpicada con gotas literarias del Marqués de Sade. “La doncella” transita por terrenos del thriller erótico y del drama, construyendo un juego maquiavélico de traición, sexo, perversión, fascinación, sumisión, locura, vouyerismo, venganza, libertinaje y codicia.
Estamos ante un relato dividido en tres claros segmentos: El primero narra lo historia de la doncella, Sook-Hee, donde se nos presenta al personaje, vemos cómo es elegida para una arriesgada misión y cómo su relación con la señora va yendo poco a poco a más, profesional y sentimentalmente hablando; El segundo aborda la vida de Hideko (la señora) a través de flash-backs, abarcando su infancia, su enfermiza relación con su tío y de cómo este utilizó a su tía para convertirla en narradora de relatos eróticos; El tercero funcionará como desembocadura para ambos puntos de vista terminando en un extraordinario clímax final.
El contraste entre el estilo arquitectónicos británico y japonés, la diferencia descomunal entre clases sociales (pasamos de las miserias de los pobres al hedonismo, la hipocresía y la falsa moralidad de los ricos), la importancia del espacio en el film (para unos una prisión de zafiros, para otros el inalcanzable status económico que no deja de ser un paraíso material sin alma), el papel esencial de la mujer en un mundo de hombres (alcanzando al fin la libertad y autonomía, a todos los niveles), el virtuosismo formal de un cineasta en estado de gracia, las pinceladas de humor negro bordeando lo macabro, los húmedos y oscuros secretos que se esconden entre los muros, una biblioteca cual santuario sobre el deseo y la perversión regentada por un viejo depravado y una serpiente de cristal que marca el límite del conocimiento, una fotografía exquisita de tonos mayoritariamente fríos, una vendetta a fuego lento, una atmósfera embriagadora, una élite de vouyeristas depravados, un triángulo amoroso turbador. Todo eso es “La doncella“. Un auténtico must see que no deben perderse.

Viernes. Hoy hay que ponerse corbata señores. El enorme Christopher Walken dará una masterclass (que finalmente fue un Q&A) en la carpa Noray del Hotel Melià durante una hora aproximadamente. No todos los días se puede ver y disfrutar de una estrella de Hollywood de este calibre. Tras ello podremos ver la epopeya sensorial neo-noir de Nicolas Winding Refn, el delirio FPS de “Hardcore Henry” y la desenfadada maratón de acción nocturna con el mismísimo Dolph Lundgren recogiendo un premio. Mejor imposible.
MASTERCLASS DE CHRISTOPHER WALKEN:
THE NEON DEMON (Nicolas Winding Refn, 2016)
Jesse es una chica que llega a Los Angeles, California, para hacer su sueño realidad: convertirse en supermodelo. Pero su juventud y belleza despertará al demonio, y se verá atrapada en un peligroso mundo de envidias y celos en el que las modelos están dispuestas a todo para triunfar.
La espinita clavada de Cannes todavía duele y escuece. Tremendo, injusto y sorprendente el abucheo (y los insultos personales) que se llevó Refn y su elenco de actrices en el festival de cine francés. Por suerte -y como bien afirma Ángel Sala- Sitges es diferente y aquí sabemos apreciar productos de esta índole. Siguiendo la estela hipnótica de cintas como “Drive” y “Only God Forgives“, “The Neon Demon” es otra epopeya sensorial neo-noir que supone todo un puñetazo al mundo de la moda mostrando el lado oscuro y miserable desde una particular estética casi futurista y etérea. Refn a través de su estilo inconfundible desnuda a una profesión que posee tristemente más sombras que luces.
El hilo perverso de un sistema que encumbra y destroza sueños. “La belleza no lo es todo, es la única cosa”. Y es el único medio para alcanzar esa inmortalidad que todas las adolescentes atraídas por las luces de neón desean ansiosamente. Supervivencia en un mundo de depredadores; la muerte de la inocencia; deseos y fantasías; drogas y sexo; miedo al rechazo y al fracaso; envidia y codicia; éxtasis y ocaso; la maleabilidad de la belleza; la fragilidad en un mundo implacable; fiestas privadas repletas de rencor; sesiones de fotos irreales y casi psicóticas; una nueva diosa que todos quieren poseer y a la que no dejarán ocupar el lugar que tanto les ha costado alcanzar; una sexualidad y una carne a estrenar; la tentación de un pecado irresistible e imparable.
Una obra profunda y críptica repleta de metafóras y simbolismos, no apta para todos los públicos. Un prodigio estético que supone la confirmación de Refn como un creador total. Mezcla entre sueño y pesadilla que representa a la perfección esa fascinación y horror por una sociedad regida por la inmediatez, por ese vacío existencial tan bellamente retratado. El superficial mundo de la moda enfocado desde un prisma de corte fantástico. “Nada que sea perfecto viene sin dolor”. Magnífica.

HARDCORE HENRY (Ilya Naishuller, 2016)
No recuerdas nada, principalmente porque has sido devuelto a la vida por tu esposa. Eres un cyborg llamado Henry y cuando descubres lo que ha sucedido con tu mujer, tu objetivo será vengarte atravesando toda Moscú si es necesario. Cinta de acción rodada íntegramente en primera persona.
En 2013 apareció en YouTube un vídeo musical absolutamente alucinante rodado en cámara subjetiva que revolucionaba el cine de acción acercándolo al concepto videojueguil de FPS (First Person Shooter). Era un encargo para Biting Elbows (tema ‘Bad Motherfucker’) y lo dirigía un desconocido cineasta ruso llamado Ilya Naishuller.
De ese sorprendente videoclip/corto, surgió “Hardcore henry“, una especie de ampliación en clave scifi de esa filosofía FPS que hacía tan especial e impactante la acción. Unos FX resultones, una duración ajustada, un ritmo frenético y altas dosis de delirio convierten al film en un disfrute 100% festivalero gracias a una apuesta totalmente marciana, valiente y arrolladora. Es posiblemente junto a “Al filo del mañana” la cinta que mejor ha captado el núcleo conceptual de lo que es un videojuego, en donde el protagonista/espectador/jugador es capaz a través de la experiencia (y la memoria) mejorar los resultados y pasar de nivel/misión.
Aunque la premisa funcione mejor como corto o vídeo musical que como largometraje de 96 minutos, “Hardcore Henry” es una experiencia inmersiva, gamberra, con una dirección fascinante (de esas que consiguen mucho con muy poco) y a la que le perdonamos un guión casi testimonial. Sharlto Copley en su salsa.

DON´T KILL IT (Mike Mendez, 2016)
Un viejo demonio aparece en un pequeño pueblo de Alaska dejando un reguero de muerte y destrucción. La única esperanza de supervivencia es un cazador de criaturas diabólicas que se ha enfrentado anteriormente a este terror. Colaborando con un agente del FBI, buscará la forma de destruir al demonio.
Pasada la media noche empezó la maratón nocturna de acción con una serie de cortos a cuál más friki y con Dolph Lundgren recogiendo un premio a su carrera. El primer largometraje fue, como no, “Don’t kill it” (aquí conocida como “Cazador de demonios“), y aunque es cierto que estamos ante claramente un producto de serie B digno de videoclub, tiene un puntito friki que realmente seduce. Además cuenta con algunas escenas de lo más resultonas y potentes como el impactante y cachondo inicio (por lo bruto y surrealista que es) o la antológica salida de la iglesia llena de caos, socarronería y ketchup.
Tenemos a un Lundgren que es puro carisma y que compite con Steven Seagal en lo que a contención dramática se refiere. Un tipo duro que lo sabe todo antes de que naciera incluso y que parece que lleva mucho tiempo esperando este momento salvaje. Es cierto que el guión es bastante nefasto, las cosas como son, pero unos efectos aceptables, el abundante batido de sirope que sale de los cuerpos de los poseídos, la generosa acción, la presencia del gigante actor sueco ahí dándolo todo y una falta de pretensiones abrumadora convierten a “Don’t kill it” en un producto simpático, digerible y perfecto para una noche de cine de hostias entre amigos.

HEADSHOT (Kimo Stamboel & Timo Tjahjanto, 2016)
Un hombre despierta en un hospital, incapaz de recordar quién es. Poco a poco y con la ayuda de una doctora, se va recuperando. Sin embargo, su pasado no tarda en alcanzarle, cuando un capo de la droga secuestra a la médica. El desmemoriado Ishmael deberá enfrentarse a una banda de luchadores que, quizá, fueron también sus compañeros.
Tras el film de Lundgren llegaba el plato fuerte de la maratón: la nueva película de Iko Uwais. Tras el maravilloso díptico “The Raid” (dos films clave dentro del género de acción contemporáneo), Kimo Stamboel y Timo Tjahjanto (más conocidos como The Mo Brothers) unen fuerzas de nuevo en “Headshot” tras colaborar anteriormente en “Killers” y “Macabre“.
Por un lado “Headshot” funciona como film de artes marciales contundente, visceral, violento y salvaje (aunque sin llegar ni mucho menos a la maestría formal de Gareth Evans), pero por otro su previsible e irregular trama y un romance edulcorado como pocos (y demasiado melodramático para mi gusto) lastra un producto que con otro enfoque más oscuro hubiera funcionado de maravilla. Su estructura sin embargo recuerda casi a la de un beat’em up, eliminando enemigos uno a uno hasta llegar al jefe final y quien sabe si salvar a la chica.
A destacar la destreza de Iko Uwais (sin duda el Tony Jaa de esta generación), la potente banda sonora, la brutalidad de los combates y la estelar aparición de Julie Estelle (Hammer Girl en “The Raid 2“) en una escena que personalmente me recuerda al duelo final -también en la playa- de “M:I-2” entre Tom Cruise y Dougray Scott. Una duración excesiva para lo que tiene que contar y una trama con tópicos y altibajos a mansalva convierten a “Headshot” en un film algo tedioso y soporífero que funciona bien durante las escenas de acción pero no en el resto de metraje.

Último día de festival algo más light y de relax tras jornadas de muchas proyecciones. Hoy es día de tiendas, despedidas, Super Pollo, la nueva locura sensorial de Malick y la película sorpresa que todo el mundo está deseando ver ya: lo último de ese maestro llamado Denis Villeneuve. Canelita en rama
VOYAGE OF TIME (Terrence Malick, 2016)
Documental existencialista sobre la naturaleza, la vida, el espacio y el universo, narrado por Brad Pitt y Cate Blanchett y rodado para cines IMAX. El documental tendrá dos versiones. La primera, con estreno exclusivo en IMAX, contará con Brad Pitt como narrador y tendrá una duración de 40 minutos. El segundo, pensado para su estreno comercial internacional, durará hora y media y llevará la voz de Cate Blanchett.
Seamos francos, Malick lleva años haciendo lo que le da la santa gana. La libertad creativa y de medios que dispone el cineasta nacido en Illinois es sólo comparable a la que tenía Stanley Kubrick hace varias décadas. “Voyage of time” es un proyecto que lleva ya tiempo gestándose (comenzó en 1979 bajo el nombre de Q) y cuyo objetivo no es otro que el de narrar la historia de la vida a través de un enfoque filosófico, existencialista, metafísico y espiritual. Casi nada.
Como buen maestro del cine sensorial, el tito Terrence nos regala una vez más imagénes de un indudable poder hipnótico, repletas de belleza y majestuosidad (algunas incluso de una fuerza casi pictórica), un sonido inmersivo y tremendamente cuidado y una narración que sin embargo rebosa pretenciosidad y reiteración. Casi parecen retazos o escenas descartadas de “El árbol de la vida” y de algunos de sus últimos films (recordemos que Malick habitualmente rueda horas y horas de metraje que luego no son usados en el montaje final). Auténtica lírica audiovisual cuyo mayor problema radicar en intentar abarcar demasiado y pretender (desde el exceso y la metafísica críptica) ser el documental definitivo sobre la génesis del universo y la vida. Verla después de comer un domingo puede ser un error.

ARRIVAL (Denis Villeneuve, 2016)
Cuando naves extraterrestres comienzan a llegar a la Tierra, los altos mandos militares piden ayuda a una experta lingüista (Amy Adams) para intentar averiguar si los alienígenas vienen en son de paz o suponen una amenaza. Poco a poco la mujer intentará aprender a comunicarse con los extraños invasores, poseedores de un lenguaje propio, para dar con la verdadera y misteriosa razón de la visita extraterrestre… Adaptación del relato corto “The Story of Your Life” del escritor Ted Chiang, ganador de los reconocidos premios de ciencia ficción Hugo y Nebula.
Llegó la sesión sorpresa. Nuestro último pase en el festival. Habían rumores ya desde el jueves que podría ser “Arrival“, el nuevo y esperado film de Villenueve. Y así fue. Con el Auditori a tope y fuertes medidas de seguridad, unos mil y pico afortunados pudimos disfrutar del film un mes antes de su estreno comercial en unas condiciones inmejorables (la pantalla y el sonido en la sala del Melià son de referencia). Salió a presentarla Ángel Sala que a parte de confesar lo mucho que se emocionó durante su visionado (suponemos que en el TIFF o el Festival de San Sebastián), ya nos advirtió que estábamos a punto de ver una de las mejores películas del año, no sólo dentro del género de la ciencia-ficción. Y vaya si tenía razón.
“Arrival (La llegada)” es una brillante reflexión acerca del tiempo (como una dimensión a explorar y a aceptar), la comunicación y su sentido dentro de la existencia humana. Un film cuya trascendencia nunca resulta gratuita ni pretenciosa y que emociona desde la inteligencia y la sutileza. Tremendo el poso que deja y el impacto emocional que tiene en aquel que la ve. Resulta fascinante comprobar como Villeneuve ha sido capaz de llegar al lugar donde residen nuestros más profundos sentimientos gracias al poder evocador y sensorial de sus cuidadas imágenes en combinación con la música portentosa de Max Richter (“The leftovers“). Lo mejor que vi en todo el festival junto a “Hell or high water“, “The wailing“, “The handmaiden“, “Grave (Raw)“, “The age of shadows” y “The neon demon“. La actuación de Amy Adams, de oscar.

Finaliza el Festival y quedan las películas, el maravilloso pueblo de Sitges, las carreras para llegar a todas las sesiones, los madrugones, las trasnochadas, las risas, la gastronomía, la torrencial lluvia que no impidió que se llenarán las sesiones (incluso los maratones de madrugada), los eventos, las exposiciones, el buen rollo que gobierna y sobre todo la compañía, porque el cine ante todo es una experiencia colectiva y global. Quiero agradecer desde aquí a Marcos (Bloodstab), José (Séptimo Escenario), Lluís (Zumbarte) y Santi (Més Ke Cinema, The News Hunters) por esos buenos ratos y esas impagables charlas, con algunos coincidiendo más que con otros. El fantástico seguirá el año que viene, con más programación, más días, más contenidos y seguramente más sorpresas. Porque recordemos que en 2017 se cumplen 50 años del certamen referencia a nivel mundial en lo que a cine de género se refiere. Como diría el bueno de Spock, ¡larga vida y prosperidad al fantástico!.