Jack (Leonardo DiCaprio), un joven artista, gana en una partida de cartas un pasaje para viajar a América en el Titanic, el trasatlántico más grande y seguro jamás construido. A bordo conoce a Rose (Kate Winslet), una joven de una buena familia venida a menos que va a contraer un matrimonio de conveniencia con Cal (Billy Zane), un millonario engreído a quien sólo interesa el prestigioso apellido de su prometida. Jack y Rose se enamoran, pero el prometido y la madre de ella ponen todo tipo de trabas a su relación. Mientras, el gigantesco y lujoso trasatlántico se aproxima hacia un inmenso iceberg.
Vista desde la distancia, “Titanic” no es la obra maestra que nos pretendieron vender pero tampoco el engendro palomitero que ciertos snobs afirman. Todavía recuerdo con nostalgia aquella sesión de tarde-noche en el extinto cine Río de la cual salí completamente alucinado por el espectáculo visual ofrecido por James Cameron a bordo del mastodóntico transatlántico. Y es que dejando de lado su ñoña y harto edulcorada historia de amor, el film es ante todo una demostración espectacular de lo que puede aportar la tecnología moderna a la narración dramática. A pesar de su dilatada duración (muchas de las escenas del presente sobran una barbaridad), posee una segunda mitad magistral (toda la parte del hundimiento), que supone toda una lección sobre ritmo, planificación y emoción. Evidentemente ganar 11 premios oscar fue a todas luces exagerado y le acabó pasando (injustamente) factura a la cinta.
Mención especial a la espectacular edición en blu-ray con un impresionante trabajo de remasterización tanto en imagen como en sonido (incluyendo todas las escenas eliminadas y ampliadas en HD) y con todos los extras de la edición de coleccionista de 4 discos en dvd además de otros nuevos (en calidad 1080p).
La escena que os adjunto es la de la parte final del hundimiento. Ver esto en cines sigue siendo impresionante, le pese a quien le pese.