AVISO: Esta entrada contiene spoilers que destripan parte de la trama de la película. Quien no haya visto todavía el film queda avisado.
Al ver que la vida en la Tierra está llegando a su fin, un grupo de exploradores liderados por el piloto Cooper (McConaughey) y la científica Amelia (Hathaway) se embarca en la que puede ser la misión más importante de la historia de la humanidad y emprenden un viaje más allá de nuestra galaxia en el que descubrirán si las estrellas pueden albergar el futuro de la raza humana.
Lo metafísico y lo íntimo. La generosidad y el vigor. El espíritu de héroes anónimos por descubrir lo inalcanzable. La comunicación en todas sus vertientes como principal vía para lograr los objetivos. Teorías reformuladas que se alimentan de esperanza. Sentimientos atemporales. El insignificante lugar del hombre en la inmensidad del universo. El amor como motor fundamental de nuestras vidas, capaz de trascender el tiempo y el espacio. La inconmensurabilidad del vínculo emocional humano por encima de cualquier ciencia. Un portal multidimensional hacia el corazón.
Aunque es cierto que “Interstellar” no está exenta de fallos ni mucho menos (algunas cosas del guión chirrían bastante y veo unos cuantos pegotes en forma de personajes), me parece un producto fascinante, emocionalmente potente y a reivindicar, más si cabe tras las exageradas puyas lanzadas por esas hordas de haters que pululan por Internet. Técnicamente perfecta, con un uso del sonido brutal -en la sesión de Phenomena del pasado fin de semana pudimos comprobarlo-, un sentido del espectáculo único y unas actuaciones sobresalientes (McConaughey soberbio en un rol alejado de sus habituales papeles sórdidos y cuyo personaje se debate entre la responsabilidad del científico y el corazón de un padre). La magistral partitura de Hans Zimmer unido a las poderosas imágenes de Christopher Nolan transportan al espectador al lugar donde residen sus más profundos sentimientos.
Después de un largo viaje dormidos, la tripulación llega al agujero de gusano y una vez allí lo traspasan, teniendo tres planetas que abordar. Los dos primeros son un fiasco y mediante un mensaje de Murph tienen conocimiento de que la ecuación del profesor Brand ya estaba resuelta y el Plan A era inviable. Por ello, Cooper (Matthew McConaughey) manda a Brand (Anne Hathaway) al tercer planeta, mientras que él decide lanzar a TARS (el robot auxiliar de la misión) al agujero negro para que transmita los datos. A su vez, Cooper en vez de morir solo en el espacio, se lanza al interior del Teseracto (la singularidad gravitacional que mantiene el agujero de gusano) con el fin de salvar la humanidad.
Os dejo con la fantástica escena (en HD y VOSE) de la entrada de Cooper (Matthew McConaughey) al agujero negro Gargantúa. Una vez dentro llega al teseracto, un laberinto dimensional diseñado por “ellos” en donde mediante la gravedad y el código morse se comunicará a través del tiempo y el espacio con su hija Murph. Maravilloso montaje en paralelo, efectos especiales en perspectiva y música de ese genio alemán llamado Zimmer. Disfruten de este extracto de la exquisita space opera emocional que se ha marcado Nolan cuyo enfoque intimista y humano se aleja de la frialdad kubrickiana (y tarkovskiana). No apta para haters con prejuicios.