En un mundo futuro, los seres humanos conviven con sofisticados robots llamados Mecas. Los sentimientos son lo único que diferencia a los hombres de las máquinas. Pero, cuando a un robot-niño llamado David se le programa para amar, los hombres no están preparados para las consecuencias, y David se encontrará solo en un extraño y peligroso mundo.
Un elegantísimo y, por qué no decirlo, valiente final que, a diferencia de lo que opinan muchos, destila un sentimiento de tristeza e incertidumbre brutal. El sueño tan ansiado de David al fin se hace realidad pero de forma totamente artificial y a medida. Un desenlace que nos recuerda el incalculable valor de lo efímero. Todas esas pequeñas cosas que convierten a un amor en puro y verdadero. Disfruten.