Neil McCauley (Robert De Niro) es un experto ladrón. Su filosofía consiste en vivir sin ataduras ni vínculos que puedan constituir un obstáculo si las cosas se complican. Su banda la forman criminales profesionales tan cualificados que pueden incluso impresionar al detective Vincent Hanna (Al Pacino), un hombre que vive tan obsesionado con su trabajo que llega a poner en peligro su vida sentimental. Cuando la banda de McCauley prepara el golpe definitivo, y el equipo de Hannah se dispone a evitarlo, cada uno de ellos comprende que tiene que vérselas con la mente más brillante a la que se ha enfrentado en su carrera.
Denostada y olvidada en su día por la Academia de Hollywood y por cierto sector de la crítica, el tiempo se ha encargado de poner a “Heat” en su sitio. No sólo es una de las cumbres del thriller de acción sino que posee posiblemente uno de los mejores tiroteos de la historia del cine derivada de una colosal secuencia de atraco a un banco. Esta monumental obra maestra de Michael Mann destaca por una realización impecable combinando el estilo clásico con momentos de acción trepidantes con cámara al hombro, por un guión sumamente trabajado y una construcción de personajes magnífica (no deja de ser una cinta coral muy dramática en donde la acción deja respirar a la historia y no al revés), por un uso de la música extraordinario (enorme el final sonando el tema de Moby) y por una fotografía y un montaje estupendos.
El extracto que os adjunto hoy no es otro que el citado atraco al banco y el posterior tiroteo por las calles de Los Ángeles. Una escena de acción memorable, perfecta en su planificación, complejísima a nivel logístico y que hoy en día sigue teniendo ese tono tan realista y físico (con un estilo y una realización directa y dinámica que potencia su veracidad). Mención especial al uso del sonido que hace Michael Mann: primero nos presenta el atraco al banco con un tema perfectamente fusionado que añade tensión a la escena para posteriormente eliminar toda música y otorgar la total importancia al ruido real (y brutal) de las armas. De esa forma, evitando cualquier tipo de música, efecto o artificio, Mann consigue meternos dentro de esa guerra sin cuartel entre dos bandos (policías y ladrones) en plena calle, en donde el ensordecedor sonido de las metralletas, pistolas y escopetas unido a un brillante montaje dotan a la escena de un realismo casi palpable.
Cabe resaltar algo que no mucha gente apunta, y es que en esta escena en donde se abarca tanto terreno y tantos personajes y bandos, uno jamás pierde el punto de referencia de la acción, es decir, Mann permite al espectador seguir este tiroteo de locura sin que éste se pierda por el camino. Algo que hoy en día en ciertas películas de acción, desgraciadamente somos testigos de un caos apabullante en pantalla sobre todo debido a una muy mala planificación, a un ineficaz montaje y a un abuso de CGI, algo que en “Heat” jamás encontraremos. Acción real, sin concesiones y a la vieja usanza.
Una epopeya policíaca. Disfruten del extracto.