Cuando India Stoker (Mia Wasikowska) pierde a su amado padre y a su mejor amigo Richard (Demot Mulroney) en un trágico accidente de tráfico el día de su 18 cumpleaños, su tranquila vida familiar se ve sacudida. Con una gran delicadeza, India muestra una actitud impasible que enmascara los profundos sentimientos que sólo su padre podía entender.
India se ve entonces atraída hacia el hermano perdido de su padre, Charlie (Matthew Good), que se presenta de manera inesperada en el funeral y decide quedarse con ella y su emocionalmente inestable madre, Evie (Nicole Kidman). En un principio India no confía en su encantador y misterioso tío, pero, al mismo tiempo, le fascina cuando empieza a ver todo lo que tienen en común. A medida que Charlie se va descubriendo poco a poco, India se empieza a obsesionar con su carismático tío y se empieza a dar cuenta de que su llegada no era fruto de la casualidad. Con la ayuda de su tío, India va a descubrir su inesperado destino.
Brillante debut yanqui de Park Chan-Wook, el cineasta responsable de obras mayúsculas tales como “Sympathy for Mr. Vengeance“, “Oldboy“, “Sympathy for lady vengeance” o “Thirst“. En esta ocasión, el realizador coreano se pone el disfraz de Hitchcock (he contado unos cuantos homenajes, sobre todo a “Psicosis“) sin renunciar a su peculiar estilo, narrando la historia de una especie de triángulo amoroso bizarro y perturbador rodeado de una atmósfera inquietante y malsana en una película repleta de fisicidad, silencios, deseos prohibidos, sensualidad perversa, pinceladas de violencia y monstruosidad.
Dirección, fotografía y montaje de aúpa, además de unas interpretaciones verdaderamente turbadoras tanto de Mia Wasikowska como de Matthew Goode (cuya mirada insensible y penetrante me recordó al personaje de Matthew McConaughey en “Killer Joe“). Sin olvidarnos del exquisito control del tempo narrativo que tiene. No será del gusto de todos los paladares, pero yo le doy un merecido 8/10.