Xavi Darko
Hastiado de los klingons y trolls que proliferaban en mi escuela secundaria, acabé mudándome a Tatooine, un lugar libre de trekkies en donde a pesar de los cansinos Tusken, abundaba el buen tiempo, el mercadeo y las carreras de vainas. La paz y la tranquilidad reinaban hasta que un buen día quedaron quebrantadas por la irrupción de un tipo peculiar cuyo perfil se ajustaba al de los tifosi radicales del AC Milan. Se hacía llamar Darth Maul y entre hostia y hostia me rebeló que era mi padre. Como buen desertor sith, decidí migrar a un planeta verde y fértil llamado Endor del cual fui posteriormente desterrado debido al incendio masivo de cabañas de unos cada día más insoportables ewoks. Sin ganas de más mamoneo intergaláctico, decidí volver al mundo real y escribir sobre cine, tanto del que adoro como del que aborrezco. Cuando me jubile espero vivir en Hill Valley y escribir críticas positivas de las cintas de Uwe Boll.
Me gusta esta película y fascina en algunos momentos, pero no me llega a apasionar como la gran obra maestra que dicen por ahí que es. Y es que hay algo que no le perdono a una película: los personajes son completamente idiotas. No hay absolutamente nada que les impida estar juntos.
Lo grande del film, en cuanto a trama, es que justamente nunca se vea por pantalla el amor de forma física, a diferencia de la posterior e inferior ‘2046’, dejando en duda al espectador, sobre si habrá pasado realmente algo. Kar Wai usa la sutileza y elude escenas explícitas de amor, dejandolo en manos del espectador y de su imaginación, pero en ‘In the mood for love’ como digo a continuación, casi es lo de menos todo esto.
A parte del guión, que a mi, humildemente me parece fabuloso, si en algo destaca ‘In the mood for love’ no es en lo que cuenta, sino, sobre todo, en como lo cuenta, en el uso de la luz (la cual ella solita es capaz de narrarnos visualmente los estados de ánimo de los personajes o como fusionan en las paredes mediante colores intensos, rojos sobretodo, haciendo un juego metafórico fusión-desaparecer realmente acertado), en el uso focal (por ejemplo, sin ir más lejos, en la escena adjunta, en el inicio, cuando ella se aleja de él, lo cual propicia un ligerísimo cambio de eje focal, variación paulatina de la fotografía y la mencionada fusión metafórica) y en el estilo de las imagenes lo que le ayuda la portentosa musica (tanto del score como de la acertada selección musical).
Formalmente, me sigue pareciendo una autentica obra maestra contemporánea.
Un saludo.
Bueno, en todo el cine lo que más importa es el cómo por encima del qué. Todas las historias ya están contadas, lo que las diferencia es el cómo se cuentan. Aun así,eso no suprime del todo el qué. Sigo diciendo que la historia de esta película es un poco absurda por el hecho de que ellos dos podrían estar juntos en cualquier momento. Eso sí, gracias a lo formal se disfruta enormemente, y esa banda sonora, no me canso de ponerla en mi cervecería.
Saludos.
La verdad es que es alucinante.
Coño Red, una cervecería con la musica de In the mood for love!! :O, a ver si cuando algún día si voy por tierras gallegas me invitas a unas cañitas XD 😉
Un saludo
PD: Por cierto, Enhorabuena por tus incursiones radiofónicas !!