“La maldad del hombre no tendrá lugar en este nuevo Edén.”
En un mundo asolado por los pecados humanos, Noé, un hombre pacífico que sólo desea vivir tranquilo con su familia, recibe una misión divina: construir un Arca para salvar a la creación del inminente diluvio. Todo comienza cuando, cada noche, Noé tiene el mismo sueño: las visiones de muerte provocada por el agua, seguidas de nueva vida en la Tierra.
Tras firmar la estupenda “Cisne negro“, Darren Aronofsky ofrece en “Noé” su particular visión del diluvio universal en un proyecto sumamente arriesgado, personal, incómodo y suicida. Lo que en manos de otro podría haber sido un auténtico peñazo tan comercial como vacío, el cineasta neoyorkino (aquí retomando también tareas de guionista, algo que no ocurría desde “La fuente de la vida“) tiene la personalidad suficiente como para trasladar la génesis bíblica hacia territorios del fantástico más bizarro, oscuro, ontológico y apocalíptico, logrando mediante un discurso propio perfectamente reconocible, un film atípico, valiente y poseedor de lecturas muy interesantes acerca del existencialismo, lo divino y lo humano. Además consigue algo tremendamente complejo: crear un equilibrio perfecto entre un blockbuster con espectaculares efectos especiales y cine de autor que ofrece un retrato intimista sobre el fin del mundo, repleto de personajes complejos definidos a través de sus dudas, ambiciones, miedos, sufrimiento, fe, amor y codicia. Escenas como el poderoso arranque, la psicodélica e hipnótica secuencia de La Creación (no apta para epilépticos), los impecables planos oníricos de Noé, la batalla para apodarse del arca por parte de las tropas de Tubal-cain o cualquier momento de esos maravillosos vigilantes (que personalmente me recuerdan a “El gigante de hierro” (Brad Bird, 1999) (capturas 85 y 170)) ya hacen que merezca la pena el visionado.
Aparte del citado Aronofsky, los otros dos nombres propios del film son sin duda Matthew Libatique, el director de fotografía responsable de imágenes de una belleza exquisita (dándose un banquete de planos a contraluz que rezuman talento por los cuatro costados) y el siempre genial compositor Clint Mansell firmando una partitura tan épica como misteriosa que consigue meternos de lleno en la trama y el tratamiento tan peculiar que se ha hecho de la misma. Las actuaciones rallan el notable alto. Russell Crowe ofrece posiblemente la mejor actuación en muchos años, dando vida a un personaje que va desde la cercanía familiar inicial hasta el atormentado viejo lastrado por el peso de tan magna misión. Ray Winstone también resulta convincente en su papel y a grandes rasgos está genial como retorcido villano, sin embargo en ciertos momentos es un poco prisionero de los clichés típicos en este tipo de personajes. Jennifer Connelly como la madre y Emma Watson (Ila) están bien y no desentonan en el conjunto, pero sir Anthony Hopkins en el rol de Matusalén (quizás su pequeño papel no dé para más) tampoco le pone excesivas ganas xD. El otro gran protagonista del film es el entorno, en como éste condiciona (para bien) el aspecto visual -cercano a lo siniestro- del film. Islandia y sus impresionantes y casi extraterrestres paisajes volcánicos funcionan a la perfección como marco previo a la destrucción absoluta en una Tierra tan apocalíptica como malsana, devastada ecológica y moralmente por el pecado humano. Para un servidor, “Noé” ha sido una grata sorpresa y se va directa al top ten de lo mejor del año. No entiendo para nada el aluvión de críticas negativas que cosechó pero bueno, quizás se esperaban algo mucho más convencional…
En cuanto al Blu-Ray editado por Paramount, se ha usado un BD50 dedicando a la película 35,42 GB. La calidad de imagen -con una tasa de bits de 24518 kbps- y sonido es de absoluta referencia, dignas de demostración delante de amigos o familia. La compleja fotografía de Libatique luce de forma espectacular (paisajes naturales, colorimetría, negros, interiores con luz escasa) y el sonido en DTS-HD Master Audio 7.1 (versión original en inglés, bitrate: 5149 kbps) es verdaderamente contundente con efectos por doquier. En el apartado de extras tenemos únicamente tres documentales presentados en calidad HD 1080p: “Islandia: belleza extrema” (21 minutos), “El exterior del Arca: una batalla por los 300” (19:46 minutos) y “El interior del Arca: animales de dos en dos” (19:55 minutos). Los tres vídeos resultan interesantes pero saben a poco. Se echan en falta un audiocomentario a cargo de Aronofsky y un completo making of repasando toda la producción.
Os dejo con 245 capturas ampliables en calidad 1080p (222 del film y 23 de los contenidos adicionales) acompañadas por el excelente tema “In the beginning, there was nothing” de Clint Mansell. Espero que las disfrutéis.
Hastiado de los klingons y trolls que proliferaban en mi escuela secundaria, acabé mudándome a Tatooine, un lugar libre de trekkies en donde a pesar de los cansinos Tusken, abundaba el buen tiempo, el mercadeo y las carreras de vainas. La paz y la tranquilidad reinaban hasta que un buen día quedaron quebrantadas por la irrupción de un tipo peculiar cuyo perfil se ajustaba al de los tifosi radicales del AC Milan. Se hacía llamar Darth Maul y entre hostia y hostia me rebeló que era mi padre. Como buen desertor sith, decidí migrar a un planeta verde y fértil llamado Endor del cual fui posteriormente desterrado debido al incendio masivo de cabañas de unos cada día más insoportables ewoks. Sin ganas de más mamoneo intergaláctico, decidí volver al mundo real y escribir sobre cine, tanto del que adoro como del que aborrezco. Cuando me jubile espero vivir en Hill Valley y escribir críticas positivas de las cintas de Uwe Boll.